martes, 5 de junio de 2012

Los Juegos de la Edad Tardía, Luis Landero



PERSONAJES



GREGORIO OLÍAS:

-Si Olías fuera real, diríamos que es un señor Gris. Pero no dejaría de ser un juicio equívoco porque Gregorio, página tras página, mostrándonos sus miserias y sinsabores, su anhelo constante de conquistar el Afán, en el fondo nos reconcilia con las nuestras propias, con nuestro pequeño matiz de gris, que todos, queramos o no, algo de eso tenemos.
Gregorio se cría con su tío Félix en la gran ciudad, un hombre que un día ve su Destino en el Conocimiento. Con los tres libros que consigue en un extraño intercambio en el quiosco que regenta (una enciclopedia, un atlas y un diccionario) se dedica con pasión y tenacidad a que su sobrino los memorice. Quiere inyectarle el veneno del Afán, que sea alguien distinto, un auténtico conquistador de la Sabiduría. Pronto, iremos descubriendo que la batalla de su tutor será inútil, Gregorio aguanta como puede las envestidas delirantes de su tío, acaba por regentar él mismo el negocio de las chucherías, su infancia y adolescencia son difíciles. La locura de su tío lo absorbe, al fin tras la muerte, Gregorio se verá más solo que nunca.
Gregorio viste un traje de franela gris, es feo, bajito y sin encanto (capítulo I). Y no cambiará ese aspecto en toda la novela prácticamente. A falta de una vida singular se crea una nueva. Se la inventa. Cuando conoce a Angelina, su infancia está llena de aventuras al lado de su tío Félix el gran bohemio y artista. Gregorio desde bien joven pierde el sentido de la realidad, su vida se convierte en una enorme mentira inocente. Llena de lagunas y saltos a trompicones, quiere vivir en la selva, es poeta, viajar a la costa, escribir grandes obra filosóficas, ser moderador de tertulias, un incansable descubridor de nuevas leyes físicas, un bastísimo pensador.
Fantasía y realidad se van entremezclando en su cabeza, hasta que la vida se le torna en algo incontrolable, una gran Farsa con muchos tintes de Tragicomedia.
Gregorio bucea en el mundo mientras permanece sentado durante años en su pequeño escritorio en el almacén de aceitunas donde trabaja. Hasta que Gil, se cruza en su camino, un milagro telefónico se podría decir. Gil, con su llamada semanal para que se anoten los encargos a la empresa, resulta un resorte para Gregorio. La excusa para demostrarse a sí mismo que su vida no es en balde ni estéril. Gracias a esa llamadas y conversaciones, el Afán por describir los entresijos de la Sabiduría y el Arte, resurgen. Faroni, su alter ego, nace.
La voz de Gregorio deja de ser apagada y apática, toda la monotonía queda atrás. Vuelve a sentirse vivo como cuando se enamoró de adolescente y le dio por escribir poemas. Casi es una misión religiosa el describir a Gil cómo es la ciudad, todos los círculos literarios y las pirámides que en ella ahí. La ingente actividad de la urbe. Deslumbrándose primero para deslumbrar al propio Gil, su oyente, su admirador.
Así una vez por semana la rutina y la vaga existencia, desaparecen. Atrás queda el Gregorio casado tan joven, la suegra coleccionista de desgracias, el difunto y pesado suegro y su rimbombancia militar, el pisito en el tercero lleno de penumbras, todas las verbenas a las que no ha asistido, todas las novias que le han birlado, todos los proyectos frustrados de una carrera.
Gregorio hace su vida más auténtica conforme más se inventa y fantasea, la contradicción claro, tarde o temprano le acaba pasando la factura. Nadie conoce en el fondo a Gregorio Olías, la soledad y la vulgaridad jamás le abandonarán, tal vez por ello se empeña en mentir más y más a todos, tapando una mentira con otra mentira. Y es que la cosa ya no es cuestión de cobardía si quiera, sino que es algo más humano, más simple: Ser alguien importante en la vida de alguien, no morirse en medio de un Nada de olvido.
Sus motivos en ningún momento son más ambiciosos que esto. La Gloria, la Fama, el  Respeto, quién no desea esas cosas al menos una vez. En esto no podemos ser severos con el personaje. A trozos, quizá más de los que reconoceríamos, todos, nos parecemos  un poco a él.
Su cobardía surge a raíz de su propia incapacidad para la Felicidad. Gregorio sin embargo lleva conformándose toda la vida, a los cuarenta y seis años ya es viejo. Pero los lectores ya sabemos que en el fondo siempre se sintió viejo y fuera de toda oportunidad. No es reprochable que las nubes en su cabeza le hayan nublado la vista, su existencia es una constante mentira entretejida con otra falacia más absurda. Pero sus motivos son tan ingenuos que se confundes con nobles. Y en esto ninguno de nosotros puede tirar la primera piedra.



3 comentarios:

  1. Bueno, he llegado hasta aqui....como cambian tambien los blogs!
    pero, alguien puede decirme como "escribir"en el blog?

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  2. ENHORABUENA!!! habeis recibido el Premio Liebster por vuestra Web. Podeis ver vuestra gratificación en :

    http://elrincondelgolem.blogspot.com.es/2012/06/premio-liebster-blog.html

    Y ya sabeis, debeis continuar la tradición arraigada y fuerte...

    Saludos.

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