jueves, 13 de marzo de 2014

Mi Vida Querida, Alice Munro

A LA VISTA DEL LAGO
ALICE MUNRO (MI VIDA QUERIDA)


El conjunto de Relatos de “Mi Vida Querida” tiene un carácter intimista, no tememos equivocarnos al decir que es frecuente adivinar rasgos biográficos de Munro en esta obra.
Si bien en la mayoría de relatos planea la Segunda Guerra Mundial y el efecto que tuvo en Canadá, donde se centra geográficamente la obra, no es el caso de “A la Vista del Lago”. En él Munro se centra exclusivamente en la vida de Nancy, una mujer ya mayor, que tiene que llegar a la cita de un médico para “chiflados” porque su memoria empieza a fallar.
El relato se narra en una Tercera que de tanto meterse en el pensamiento del personaje principal, llega a parecernos un Primera Persona. Nancy coge el coche y deja su casa, debe ir a otra localidad para llegar a su con el doctor.

Normalmente Munro no narra de forma lineal. Suele hacer zig-zags en sus historias. Aunque su pacto con el lector no deja de ser honesto por ello, no se agarra como autora a la típica estructura de “Principio-Desarrollo-Desenlace”, sino que va tejiendo sus historias poco a poco, despistándonos a veces acerca de dónde quiere llegar. Pero eso es precisamente lo que la hace una narradora singular.
En el caso de “A la Vista del Lago”, nos parece que rompe esa forma tan típica suya de narrar.
El lector parece que va con Nancy desde el comienzo de la aventura. Ella debe desplazarse a otro pueblo, y en ello vamos conociéndola, sabiendo de sus miedos e inseguridades, de su vida conyugal, del paso del tiempo y de los fallos de la memoria.
Es precisamente el juego del tiempo el que impera en la narración de este relato. De una parte, Nancy emprende la búsqueda del pueblo a través de la autopista para llegar a su cita con el médico. Las descripciones de todo lo que observa son detallistas, se fija en todos los pormenores, el número de habitantes del pueblo, cómo es la tarde, los campos aledaños y un reloj en un escaparate que ya no da la hora. El tiempo es un mal menor que ella aparentemente maneja bien. Comienza a buscar la consulta, ha olvidado el nombre del doctor y la dirección. En pedazo de papel en el que la tenía apuntada se ha perdido, tiene que reorientarse y se propone vagar por el pueblo para encontrar el despacho.
El lector sigue a Nancy con total naturalidad. Sin apenas preguntarse dónde se encuentra él mismo. No es difícil encariñarse con un personaje como el que nos presenta Munro, humanizado cien por cien con el truco de poder participar de sus emociones. La lógica que usa es seguir vagando por el pueblo, con la esperanza de encontrar una señal que la resitúe. Pasa por calles con casas del siglo XIX, y en la descripción, Nancy  vuelve a llevar al lector hacia sus impresiones y recuerdos, cien años atrás, cómo eran las costumbres de antaño.

El tiempo se nos presenta como un juego en espiral, tan bien descrito que llega un momento que se nos olvida que Nancy tiene que llegar a su consulta. Funeraria y jardines, gente que tal vez esté pensando qué hace esa mujer por ahí sola. El mundo, poco a poco se nos va mostrando cada vez más indefinido, y a la vez tan típico, bicicletas y casas bien cuidadas, cualquier pueblo puede ser igual a otro.
Un detalle magnífico de Munro, es también la naturalidad que aplica a los diálogos. Nancy habla con un jardinero algo parco mientras sigue su búsqueda. Dentro de una situación de pérdida, no existe tensión sino palabras entre ambos de reconocimiento, incluso asoman cierta complicidad. No es fácil nunca construir diálogos, es necesario que conozcamos muy bien a nuestro personaje para permitirle hablar y Munro sabe cómo desarrollarlo.
Al final Nancy nunca ha salido de la Residencia, y todo lo que parecía real estaba solo en su cabeza. El tiempo quizá sea el auténtico protagonista del cuento. La realidad se deshace en apenas un par de frases y sume al lector en la perplejidad. Nos impulsa a releerlo, a volver a buscar como lo ha hecho Nancy dónde están los visos que nos indiquen que la memoria le falla. Todo parecía tan real. Y sin embargo solo hemos ido navegando por los recuerdos mezclados de Nancy. Como si hubiera sido un sueño.

Siento que es uno de los cuentos que causa más sorpresa de toda la obra. Y que conmueve por su sencillez y por la empatía que nos provoca. Al fin y al cabo a todos puede pasarnos lo mismo. Y es por eso que el tema del cuento: El tiempo y la pérdida de Memoria, se convierta en algo universal a pesar de que la narración se sitúe en un pequeño pueblo cualquiera de Canadá.

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