viernes, 30 de agosto de 2013

MI PUEBLO.

MADRID, MADRID.-
            ¡Lo digo yo! Porque en Madrid,  a finales del  verano, sus jardines y sus chicas  todavía están de gala. Los enamorados y los gorriones se dan el piquito con más pasión que en ningún otro sitio. Las gotas de lluvia -porque también llueve aquí-, son bicolor y transparentes, y no mojan, te acarician. Y si vas al Retiro ya ni te cuento, hasta barquilleros he descubierto este año cerca del lago y un libro de Cunqueiro en un banco de piedra soleado. La crisis (porque la hay como en todas partes) se disfrazará de Nube en Carnaval, o se irá volando con el viento de otros  septiembres.  ¿Conocen a los niños de Madrid? ¿Han visto algún semblante infantil comparable?  Yo conozco a uno que ni siquiera el Niño Jesús en el pesebre era tan hermoso. Los muchachos de la capital y alrededores todavía dicen piropos a las damas, tan sutiles y delicados, que semejan poemas  de Neruda.  Los semblantes de las  señoras de mediana edad, recobran el color anaranjado del arcoiris y alguna  auténtica y más  castiza, pisa con garbo como la florista por la calle de Alcalá. ¡¡Ole que sí!!

Tornasol

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