miércoles, 22 de marzo de 2017

SOBRE EL TELÉFONO.

DÍGAME.-  (microrrelato)

          Soy desgraciado porque la vida se ha vuelto injusta conmigo. Como la gente deprimida y aislada, así me encuentro yo de un tiempo a esta parte. Han dejado de hablarme, primero personas racistas y olvidadizas y últimamente da lo mismo del país o creencia que sean, ni me llaman ni me recuerdan. Esto es humillante, pero tan real... Cuando estás en candelero y todo va sobre ruedas, qué agobio, la multitud te reclama, te atropella, no te deja descansar, pero cuando pasas de moda, te olvidan, ni te ponen la mano en el hombro, ni una palabra de consuelo, ni siquiera un  ¿qué te cuentas? ¿cómo vas? Al despedirse ¡un beso fuerte! ¡cuídate! Un ¡hasta pronto! Te echan a la basura sin piedad, pero juro que me repondré, saldré de este inmundo contenedor y llamaré a un colega. Estoy harto de ser la víctima sin quejas, sin protestas.
          -Oye, ¿estás ahí? Soy yo, el de siempre, sí, el de toda la vida, el fijo. ¿sabes qué? Ahora ya no soy negro, ni estoy colgado, ni resulto incómodo a la vista. Sí, ya sé que tú eres distinto: te mueves, tienes una música marchosa, dibujos, colorcitos, eres un móvil importante, vas de acá para allá, pero no te hagas ilusiones, igual que yo, dentro de no mucho tiempo, pasarás también de moda y vendrás a hacerme compañía y juntos, aunque no hagamos otra cosa, podremos charlar y charlar.

Tornasol

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