martes, 10 de febrero de 2015

TEMA.- RELATOS MACABROS.


A UNA ANTIGUA CONOCIDA.-

     Pisadas donde nadie pisa/ Alientos donde ninguna garganta respira.
     Sonrisas donde nadie ríe/ Lágrimas donde ya no hay llanto/ Cama donde nadie duerme.

                    Pero ella está ahí. Voy al caserón y veo sus pisadas, palpo sus huellas, noto su aliento, escucho sus locuras, sonrío con sus muecas, lloro por sus penas, disfruto con su hospitalidad.
Ella sigue ahí. Después de 14 años su sombra  sigue ahí, su intenso perfume de madreselvas en agua desteñida, su sábana oxidada en un hierro del lecho. La abrazo como en aquellos días cuando, recorriendo el largo pasillo, musitábamos entre dientes una oración sencilla, primaria: "Jesusito de mi vida, eres niño como yo"  Al terminar, sí que se reía, con esa risa de bebé, absurda de los mayores cuando parecen ausentes. En un momento de lucidez, sujetándome con fuerza el brazo, me dijo mientras se apartaba unas briznas de melena lacia y descolorida que le hacía cosquillas en los labios:
          -Cuando me ausente, ven al caserón un anochecer, con el silencio, con la nieve, con el frío, escucha el rasgar de los visillos, los movimientos descompasados del viejo reloj, escúchalo bien, no es el reloj, ni el papel de los muros que se desprende. Pon el oído en mi cajita de porcelana y contén la respiración para abrirla. Escucharás con claridad, te lo aseguro, los arrítmicos latidos de mi castigado corazón.
                                      .............
(Ejercicio en El Club de los Escritores)
Tornasol.  Maribel

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