Llegamos a Waterloo con tiempo de sobra
" El sol corría en el cielo, el taxi voló;
había una especie de fiebre en el reloj
esa mañana. Llegamos a Waterloo
con tiempo de sobra y supe encontrar mi rumbo.
El café amargo en un pequeño restaurante
nos dio para conversar. Cuando el tren
comenzó a andar te vi volverte
y desaparecer, y las venas de mi cerebro
estallaron, el tren rugió, los demás pasajeros
saltaron presurosos, ardiendo el mudable aire
che si cruccia, oí los demonios maldecir
y chillar de alegría en ese lugar lejano a la súplica. "
John Berryman
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