ABRIL.-
Hoy me siento poeta, aunque con un poema japonés: Un HAIKÚ.
Yo soy de Madrid
en ABRIL me enamoré
Suerte que llovió.
Abril treintañero es un mes encantador. Tiene cinco letras y se deja coger con los dedos de una mano. A un niño, se le pueden hacer con él "Los cinco lobitos" y con la lluvia de sus días basta para regar las innumerables calles de Madrid. No es difícil de escribir, la persona más inculta sabría que se escribe sin hache. De cinco caracteres ninguno es igual, todos bellos: La A, de airoso, la B, de bonito, la R de revuelto, la I, de insólito y la L, de liberal. ¿Os digo por qué es liberal? pues porque la ropa que nos ponemos la gente de a pie, no para de bailar en los armarios. Las perchas se dan codazos entre ellas porque un día, la adolescente de la casa no sabe si ponerse su minifalda más corta o, después de asomar la nariz por la ventana, optará por ponerse jersey de cuello vuelto y pantalón de lana; el abuelo, a pesar de haber visto en el termómetro que marcaba 17 grados, decide coger la bufanda y el gorro de sierra, porque de repente se nubla y el aire viene frío; y el papá, que no quiere parecer nunca mayor y siempre va en mangas de camisa, hoy busca el jersey más gordo de punto que le hizo su mujer para que no le reproche que no lo usa en la vida. Así es ABRIL, UN DÍA TE ASAS Y OTRO TE CALAS, pero, al fin, un mes primaveral.
Tornasol
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