NUEVA ETAPA.- (microrrelato)
¿Sabes? el final de las clases, de las colas de autobús, de la búsqueda constante de las playeras, coinciden con la ola de calor, con la minuciosa mirada en el espejo descubriendo otra arruga, sudor en las ojeras, canas en esos pelos descuidados, faltos de cepillo y de mimo.
Se nos han olvidado los desayunos rápidos que nos daban más energía, aunque no llevaran cacao. ¿Sabes? se han secado las flores rojo sangre de los geranios por falta de tiempo para regarlas. Hay que revivirlas, a pesar de la ola de calor. ¡Qué de trastos en la casa! Ropa sin seleccionar, sin planchar. Ha volado el tiempo sin sentir. Todo contribuye a esta tristeza que se extiende, se nos apodera. Los días son largos, sofocantes, cegadores. Las noches, despiertas. Las calles solitarias, las ventanas herméticas. El tiempo se estira. Da de sí para quehaceres que quedaron estancados, pero ¿sabes? nuestras energías han disminuido: los distintos horarios, otras caras que no nos conocen, que no conocemos; otro cielo sin nubes, donde los pájaros pían muy quedo, en susurros, ni el aire les oye... Algún semblante serio con deseos de alcanzar la sombra de aquel árbol frondoso. La anciana saca el abanico y se sienta en el banco de piedra, tranquila, tiene todo hecho. Espera. Sólo espera. Los demás tenemos asuntos que resolver. Cosas distintas de las de los otros meses, pero la melancolía no nos permite mover un dedo. En estos días de más inactividad, no somos los mismos. Somos otros con ojos somnolientos, legañosos, Cabellos con grasa, vestidos con escote que muestra el tirante del sostén, camisas por fuera, sandalias de tiras, gorras de visera. Todo para esquivar este sol abrasador.
¿Sabes? En una temporada no veremos a la gente que desayuna con nosotros; ni a los que cogen el metro a esa hora; ni a la simpática señora que limpia las escaleras. Estaremos nostálgicos, abatidos, desorientados, hasta que nos acostumbremos a esta nueva etapa de verano.
Tornasol
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