lunes, 30 de marzo de 2015

LA PUERTA - Personajes (Magda Szabó)


Emerenc Es una anciana robusta y vigorosa que, pese a su edad, rebosa fuerza y vitalidad. Emerenc, ha conocido la miseria y sabe de los quebrantos del pueblo húngaro. Se trata de una campesina que se convierte en la asistente doméstica de Magda. Una mujer misteriosa de actitud fría y extremadamente reservada. Lucía un vestido negro o gris de manga larga y llevaba un pañuelo a modo de casco guerrero. Evitaba cualquier contacto físico, algo que siempre le extraño a su señora. A pesar de ser la criada, es la que impone el ritmo de la relación entre ambas. Piensa que el mundo está dividido entre los que barren y los que no barren, por lo que lejos de admirar a Magda, considera que se dedica a holgazanear con la escritura. La roles se invierten, la señora pasa a ser criada y la criada pasa a ser señora. Emerenc tiene un carácter brusco y dominante, no se permite la más mínima debilidad.

La señora intentará acercarse a ella, es su deseo, pero no lo consigue, al menos no de la manera que Magda quiere. Emerenc, tiene un carácter tan impenetrable como la puerta de su casa. Emerenc puede ser la mujer más odiosa del universo pero, al mismo tiempo, la más adorable depende para quién. Era feliz repartiendo comida a los enfermos, a los más necesitados, socorriendo a los gatos o limpiando las calles de nieve. En definitiva, se sentía muy bien cuando se sabía útil y, además, era consciente de que aquello que hacía lo hacía a la perfección. Una mujer muy generosa y solidaria pero que no permitía que nadie lo fuera para con ella. Nunca paraba, nunca descansaba ni tan siquiera para dormir, no tenía ni cama, echaba una cabezada en un sillón y eso era todo lo que necesitaba. Tenía una gran fortaleza, no sólo física, también emocional. Así nos lo hace saber la propia escritora: “Emerenc no había estudiado a Heráclito pero era más sabia que yo”. Su gran sentido común e inteligencia emocional le hacían tener una personalidad cargada carisma y autoridad, ser manipuladora, ansiar el poder e incluso llegar a ser violenta. La dualidad ama-criada, la dualidad amor-odio se verá reflejada a lo largo de la novela. Emerenc, se convierte en la pieza clave para que el caserón donde vive Magda y su marido funcione, sin su ayuda el caserón pierde lustre, es imprescindible en esa casa. Su ama no sabe vivir sin ella, depende absolutamente de su servicio. Emerenc nunca se recuperará de sus traumas personales, es vulnerable ante el sufrimiento y lo que es sufrir, ha sufrido mucho, ese es el motivo por el que rechaza toda relación afectiva. Evita vínculos emocionales que puedan dejar a la intemperie debilidades que oculta tanto como lo que hay más allá de la puerta de su casa. Esa es su fortaleza, aparecer ante el mundo como una mujer inquebrantable. Aunque su vida estaba regida por sus propias leyes, las rechazó todas. No le interesaba cultivarse ni destacar en nada. Tenía aversión por la religión e indiferencia por la política. Prefería decidir por sí sola, cuándo y cómo quisiera. Magda Es el alter ego de la propia escritora, es una mujer perteneciente a la burguesía húngara que se dedica a escribir. Una mujer que aspira a obtener el reconocimiento social como escritora, reconocimiento que hasta el momento no había llegado. La autora pone de manifiesto a través de la novela el deseo de confesar el peso de la culpa que lleva arraigado desde hace tantos años. Nunca se perdonara que en el momento que más la necesitó Emerenc, ella no estuviera a su lado y, no sólo eso, no respetó las últimas voluntades de la persona que tanto la ayudó. La novela se convierte en el hilo conductor de los unos hechos vividos y contados en primera persona. Magda intenta acercarse a su criada, intenta convertirse en su “amiga” pero siempre desde una posición de poder, ella es la señora y Emerenc es la criada. Lejos de producirse ese acercamiento se produce el efecto contrario, cuánto más intenta acercarse a Emerenc, más se alejará ésta. Emerenc, siempre domina los tiempos, ella decide cuando se acerca o cuando le cuenta parcelas de su misteriosa vida, vida que atrae de forma hipnótica a Magda. Esa mujer excéntrica que rechaza el contacto físico, que se esconde bajo un pañuelo, que teme a las tormentas, ¿por qué se manifiesta de aquél modo?¿por qué nadie puede traspasar su puerta?¿qué secreto guarda? ¿por qué es tan desconfiada? A medida que pasa el tiempo, son más de veinte años de relación entre ambas, el misterio va creciendo. Magda depende absolutamente de Emerenc, sin ella no hay nada de comer, la ropa está sucia, hay polvo por todas partes. Magda es una inútil en lo que a tareas domésticas se refiere y, además, esas labores no le dejarían tiempo para escribir. La necesita y esa posición genera debilidad, debilidad que Emerenc huele a distancia.

 Las dos mujeres viven y han vivido dos vidas que chocan pero también se atraen, son polos opuestos con un gran poder de atracción. A Magda le sorprende que todo el mundo quiera a Emerenc, parece que tenga un don para convocar a gente a su alrededor y sin embargo, con ella , todo es distinto. Emerenc sabe de la soberbia y la vanidad de la escritora, odia su visión de la vida tan teórica, tan encorsetada en leyes sociales impuestas (ej. Ir a misa todos los domingos). La una se convertirá en el espejo de la otra y cuando una consigue éxito la otra entra en decadencia, será un intento por buscar el equilibrio, equilibrio que nunca llegará. Magda se obsesiona con la personalidad de Emerenc, a medida que más la conoce más la atrae. Aunque se deteste en muchas ocasiones, se quieren, lo que ocurre es que ninguna será capaz de trasmitirlo. Emerenc ya se encarga de despreciar a Magda en determinados momentos, de llevarla al límite, de tensar la cuerda más y más, será entonces cuando empezará a aflojar y le contará alguna cosa de su vida, como por capítulos, dosificados. Emerenc sin ser consciente de ello, se convertirá poco a poco, en el personaje principal de una gran novela, “La Puerta”. Viola Otro personaje, sin duda, será el perro de los señores, perro que encuentra en la calle y al que iban a poner un nombre francés pero de nada sirvió porque ya se encargó Emerenc de ponerle Viola. El perro se convierte en el catalizador de sentimientos de ambos “bandos”, sentimientos tanto positivos como negativos. Emerenc, prefiere el contacto con los animales al contacto humano. El perro no la juzga, la quiere sin más. Se siente libre regalando ese amor a los animales, escuchan y nunca llevan la contraria. Viola no reconoce a sus dueños, su dueña será Emerenc, algo que Magda soporta fatal. El perro será el deseo frustrado de Emerenc de ser madre, se convertirá en su “hijo”, el niño que siempre deseo. Lo cuida, lo mima pero también lo castiga e incluso le pega. Hay que imponer disciplina cuando se trata de educar y eso Emerenc lo tiene muy claro.

1 comentario:

  1. Eso es lo que se llama trabajar duro, Invenciones. ¡Bien hecho! Besos y oraciones.

    Tornasol.

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