DE MADRID AL CIELO.- (para Aurora que tan bien fotografía a Madrid, y ¡cómo no! para Paloma, sin desmerecer a Panamá)
¡Ole que sí! Porque en Madrid, en plena primavera, sus jardines y sus chicas se visten de gala. Los enamorados y los gorriones se dan el piquito con más pasión que en ningún sitio. Las gotas de lluvia -porque también llueve aquí- son bicolor y transparentes, y no mojan, te acarician. Y si vas al Retiro, ya ni te cuento, hasta barquilleros he descubierto este año cerca del lago. Y la crisis, que la hay como en todas partes, se ha disfrazado de nube en Carnaval y se va volando con el viento de otros abriles. ¿Conocen a los niños de Madrid? ¿Han visto algún semblante infantil comparable? Yo conozco a uno que ni el Niño Jesús en el pesebre era tan hermoso. ¿Y las señoras de mediana edad en la Plaza Mayor? A medida que muerden con su boca de corazón, ese inigualable bocado de calamar, sus mejillas descoloridas por el paso del invierno, recobran el anaranjado del arcoiris y en sus ojos se forman chispas con la rubia cerveza. ¡Ay chavales madrileños! no dejeis escapar a vuestras paisanas garbosas. Pronto pasearan por la Feria del Libro, porque ahora son muy leidas e instruidas, y descansarán sus zapatitos de tacón frente a cualquier caseta del Retiro, para que se acerque el más "lanzao" ¡Lo digo yo! ¡¡VIVA MADRID!!
TORNASOL.
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