JULIO, CALOR.- Por la carretera pasa un tractor a las diez. El hombre de dentro va con el pelo enmarañado, medio canoso del polvo y de la solanera de todo el día en el campo. De nuevo el mes que tiene nombre de Emperador. Él también es emperador, pero de las tierras de otro. Habrá fumigado las viñas, aunque unos nubarrones negros anuncien tormenta y las gruesas gotas y el viento marrón arrastrarán el tratamiento de sulfato y azufre en las cepas. Un largo día con los ojos guiñados que, de joven, le servían para presumir ante las mozas. Ojos verdes como el olivar, ahora rodeados de lineas hondas, desiguales, como arrugas en un retal comido el color. Lo veo alejarse lentamente, sin ánimo para tomar la curva de la calle El Santo, donde al final de los números, lo esperará su mujer con el postre de raja de melón y las gachas calientes que, aunque es verano, reconfortan su estómago y su garganta irritada. Yo pido otro café helado. La gata y el gato que merodean entre mi mesa huelen el suelo salpicado de grasa y el pequeño blanco, con manchas negras, se asusta cuando el chiquillo del delantal echa en mi vaso ancho tres trozos de hielo colmando el recipiente de cristal y yo lo remuevo con la cucharilla. Me limpio la frente del sudor y del polvo amarillento que han esparcido los tractores por la carretera. Comienzan a moverse levemente las hojas de un par de árboles medianos, cuyas ramas en la semi-oscuridad, parecen brazos de dos novios delgados y jóvenes que esperan ese instante para estrechar su caricia. Por fin una ráfaga de aire. Julio, qué calor.
Tornasol
Estás inspirada, Tornasol,me ha encantado.Sólo una puntualización pedante: Julio César nunca fue emperador. El primer emperador romano fue Octavio Augusto, sobrino de César, y que también da nombre a un mes de nuestro calendario.
ResponderEliminarHola, me he confundido por un mes y por un emperador. Toma, ahí, eso para que veas la historiadora que tienes por compi.
ResponderEliminarDe pedante, nada. Gracias mil, Hispaniola.
Tornasol