Niños corriendo en el parque, mi ventana es un eco de risas infantiles, olor a chuches, tierra sembrándose.
Las aceras secuestradas por la bicicletas, nubes claras reposando en mis ojos, el sueño de un marzo lluvioso limpiando el aire de esta ciudad.
Los chemtrails desaparecen más rápido y se puede soñar mejor. Un planeta libre, un planeta nuevo, de la mano de mamá mirando los escaparates estrenando chaquetas de media manga.
La Procesión del Silencio, los bollitos de flores de la suegra, la Mancha extensa, el llano verde, los olivos pequeños, el gran campo eólico antes de llegar al pueblo.
Ya no anochece hasta las ocho, poder caminar descalza por la casa, poder acariciar los primeros rosales florecidos, cambiar la ropa del armario.
La gente más alegre, la gente dormida en los asientos del metro, la multitud de los museos, los balcones abiertos.
La brisa irisada, deliciosa, aun sin arder, aun respirable, maravillosa Primavera.
-De Isabel. Simón.
A pesar de la lluvia, me ha encantado esa Primavera tan tuya. Me he visto, de adolescente en la procesión del Silencio y también ¡qué nostalgia!
ResponderEliminarde la mano de mamá mirando escaparates. Esa primavera sí que es un encanto y tú también.
Tornasol