"...En primer lugar, el título: La primera vez que oí la expresión -tan extraño como una naranja mecánica- fue en un pub de Londres antes de la Segunda Guerra Mundial. Es una vieja expresión cokney, que implica una rareza o una extravagancia tan extrema que subvierte la naturaleza, porque ¿Qué concepto puede ser más estrambórico que una naranja mecánica? La imagen me gustó pero no sólo porque era absurda sino cargada de un significado oscuro, surrealista, pero también increíblemente real. La unión forzosa de un organismo a un mecanismo, de una cosa viva, dulce, en evolución, a un objeto muerto, ¿es una idea exclusivamentede pesadilla? Descubrí la conexión de esa imagen con la vida del siglo XX, cuando, en 1961, empecé a escribir una novela sobre los remedios para la delincuencia juvenil. Había leído en alguna parte que sería buena idea eliminiar el impulso criminal mediante la terapia de aversión; me quedé espantado. Empecé a desarrollar las connotaciones de ese concepto, de esa idea, en una obra breve de ficción. El título La Naranja Mecánica estaba esperando a que se lo pusiera al libro: era el único nombre posible..."
De Athony Burguess.
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