martes, 9 de octubre de 2012

Cuestiones Orwellianas o el Arte contra la Banalidad


"A lo largo de los siglos, el Arte ha mantenido una relación muy estrecha con el poder, aunque no haya sido todo lo fluida que este último hubiese deseado. Con la reivindicación moderna de la autonomía artística y la consolidación romántica del artista como alguien que está fiera de la sociedad, el Arte no sólo parecía apartarse del status quo, sino que en buena medida, antagonizaba con él.

Los Gobiernos totalitarios de los años treinta fueron muy conscientes de la importancia de la cultura. Como había teorizado Antonio Gramsci, la hegemonía cultural era un paso necesario para obtener el domino político. El Arte debía mostrar el triunfo de ese poder, inculcar sus valores y, por tanto, ser pedagógico, cuando no directamente propagandístico. Los totalitarismos eran populistas y buscaban la identificación emocional de la masa con el líder, no el cuestionamiento de su autoridad. Ello, sin duda, chocaba con una modernidad fundada en la experimentación y la ruptura, y que se orientaba hacia un público de rebatir las ideas recibidas..."

-Texto de M. Borja-Villel.

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