miércoles, 16 de marzo de 2011

Los que siempre están

- Gnazio

Reapareció en Vigáta el 3 de enero de 1895, a los cuarenta y cinco años después de permanecer veinticinco años en América. Hasta los veinte trabajó como temporero. No sabe nada de su padre, excepto que se llama Cola y que abandonó a su madre cuando estaba embarazada de él. Es analfabeto. Emigra a Nueva York y, allí, trabaja de albañil. Después le contratan como jardinero en el Ayuntamiento de Nueva York, no antes de que recibiese clases durante tres años para aprender a leer y escribir y, además, aprender inglés.
Llegado el momento quiere formar una familia pero sabe que:”casarse en América es morir en América”. Tiene un accidente al caerse de un árbol y se queda cojo de por vida, además, no consigue suficiente dinero del seguro por lo que regresa a Vigáta, su Sicilia natal.
Compra una parcela en la Comarca de Ninfa (con forma de herradura) que flota sobre el mar, algo que le horroriza. Gnazio siente fobia al mar. Cuando la Sr. Pina le dice que en esta Comarca pueden ocurrir tanto las cosas que ocurren en la tierra como las que ocurren en el mar, comienza a sudar, le invade una fuerte aprensión al mar.
Aprovechando sus conocimientos de albañilería en Nueva York, construye una casa con forma de cubo (3x3) de color blanco, que da la espalda al mar. La puerta está a tres metros del olivo milenario del que está enamorado. Poco a poco construye un hogar. Compró un asno y enseres y trabajó muy duro la tierra, tardó un año en que las 18 hectáreas del terrero cambiasen de aspecto.
Con cuarenta y siete años decide casarse y, para ello, se pone en manos de la Sra. Pina que le presenta a Maruzza (episodio buenísimo de la pág. 33 a 36).
Su aspecto físico era el de un anciano, pelo casi blanco, la barba enredada y las cejas muy espesas (p.42).
Muy detallista y generoso, construye una cisterna y un balcón con vistas al mar para Maruzza. Compra un bonito sillón, una mesa, una lámpara (p.91). Gnazio se preocupa por su físico, intenta mejorar para gustar a su prometida. Se compra un traje nuevo, va al barbero para que arregle el aspecto, preocupado por su olor corporal. Muy ardiente sexualmente, con grades dosis de sensibilidad (“se puso a llorar como un niño” p.110).


- Maruzza

Mujer de una belleza inconmensurable, naricita recta y fina, pelo hasta la cintura, la boca muy roja, cinturita estrecha. Tenía una voz cálida, melodiosa, que embrujaba. Cantaba canciones sin palabras. Hablaba en griego con su abuela. Parecía el personaje de una fábula. Transmitía con su voz y con sus ojos la perturbadora sabiduría que traen y llevan los siglos. Resulta cómico cuando Gnazio dice: “tiene pechos pero le falta el orificio” (p.38). Era raro que, a pesar de su belleza, no se hubiese casado a la edad de treinta años pero, ahora Maruzza había sufrido un cambio, no siempre se creía sirena, le bastaban tres horas por la mañana y tres horas por la tarde de mar (p.88). Cuando era sirena no sentía ni frío ni calor pero cuando se convertía en humana la sexualidad tenía un importante contenido (p.95).

- Bisabuela Minica

Vieja reseca de 99 años y 1,30 de altura, boca desdentada, mentón peludo, los ojos como dos tizones ardientes, la carne como una corteza de limón, amarilla y rugosa, la cabeza cubierta con un chal negro, que le llegaba hasta los pies. Pies sin zapatos (p.54).
Su voz desconcertaba porque no correspondía a una mujer de su edad, sino a una muchacha joven, cálida y suave. Tenía una voz excitante (Gnazio sintió una especie de terremoto en sus pantalones. p.60. Nunca llegó a entender como una vieja sucia, le causara semejante efecto con sólo hablar).
Murió con más de 100 años, se arrojó al mar y quienes la vieron dijeron que parecía una jovencita de veinte años, se la oía cantar mientras se ahogaba (p.122).

- Sra. Pina

Sesentona, amarilla como la muerte, siempre vestida de negro que ahora tiraba a verdoso, chal grande de pies a cabeza cubriéndole el pelo blanco, y un pañuelito de color cagada de perro enfermo (p.28). A la espalda un saco lleno de hierbas. Curaba todo tipo de enfermedades con las hierbas, a eso se unía su condición de alcahueta. Tenía una enfermedad en las piernas que casi no la dejaba andar (p.140).

- Cola

Primer hijo del matrimonio, era resuelto, fuerte, testarudo, trabajador y le asustaba el mar tanto como a su padre. Muy espabilado, persuasivo, caía bien a todo el mundo (p.127). Le encantaba mirar las estrellas, muy sensible e inteligente. Va a estudiar a la Universidad y después de sus vivencias allí, se convierte en un joven elegante, atildado. No llegó a prometerse con ninguna chica, a pesar de su buen aspecto, al igual que su hermana Resina.


- Resina

Segunda hija del matrimonio. La criatura no era del todo humana. Hasta la barriga estaba bien, pero debajo de la barriga no tenía ni piernas ni pies, a partir de allí salía la cola de un pez llena de escamas (p.120) pero después de meterla en el agua se convirtió en humana. Le costó mucho comenzar a caminar. Tenía el pelo muy rubio y hablaba en latín. De carácter fantasioso. Nunca se separaba de su hermano Cola.

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