Muchos la consideran la mayor obra romántica de la historia, y posiblemente no se equivoquen. Escrita por Emily Brontë, hermana de la anteriormente mencionada Charlotte, Cumbres borrascosas narra la historia de Heathcliff, un niño traído al hogar de los Earnshaw, en la finca Cumbres borrascosas, haciéndose especialmente amigo de la hjja de éste, Catherine. Historia de venganza, odio y amores oscuros, Cumbres borrascosas fue rechazada por la crítica tras su publicación en 1847 por su estructura en forma de matrioska, considerada”inmadura” por la opinión general. Con el paso del tiempo, la crítica reconocería el carácter visionario de la obra, calificándola como la gran obra que es.
Obra cumbre del realismo ruso, Ana Karenina es el personaje mediante el que Tólstoi recrea la alta sociedad rusa de la época como antítesis de un mundo más virtuoso y rural. Círculos en los que se mascan infidelidades, secretos y mentiras que eclipsan a una protagonista cuya historia comienza tras ser invitada por el marido de su hermana, el príncipe Stepán, a Moscú. Aunque en un primer momento fue criticada como una obra fría sobre la alta sociedad, compatriotas de Tólstoi como Fiódor Dostoyevski o Vladímir Nabókov no tardaron en calificarla como una pura obra de arte. Sin duda, uno de los mejores libros de amor de la historia.
La historia del médico Yuri Andréyevich Zhivago, destinado al frente militar durante la Primera Guerra Mundial donde se enamora de la enfermera Larisa fue publicada en 1957 en gran parte del mundo. Sin embargo, el problema con el que se encontró Pasternak fue con la presión de la URSS tanto a la hora de publicar su novela en territorio soviético (lo hizo en 1988) y hacerse el premio Nobel de Literatura que el autor ganó en 1958.
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