HOJARASCA.- (Relato corto)
Piso y piso la hojarasca. No quiero lastimarla, pero de repente chilla: Crock, croch, semejando los huevos al freirlos en la sartén. ¡Qué sonido tan agradable! Ha llegado el otoño y esas hojas tricolor me lo recuerdan. Poseen por sí solas, un paisaje acogedor, todas amontonadas en el suelo por si el frío del anochecer estropea su aspecto. Así abrazándose, se protegen como ciclistas en pelotón, y evitan al mediodía que los rayos del sol, todavía potentes, destiñan su color natural. Ha llegado el otoño y la noche se ha vuelto más madrugadora. El frescor nos sorprende sin un chal que abrigue nuestra espalda. Diviso algún pájaro noctámbulo que vuela perezoso alrededor de una nube. Un paraguas ha salido a pasear, pero no se ha estrenado. El canario de la vecina ha metido su piquito entre las amarillas plumas y la jaula enmudece sin sus trinos. Oigo desde mi ventana al cepillo del barrendero: ras, ras, ras, en su intento de dejar limpio el rincón. Mañana volverá. Se llevará de nuevo más restos de otoño.
tornasol
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