SE FUE AGOSTO.- (microrrelato)
Agosto transcurrió deprisa a pesar del calor. He tomado cariño a la casa, al hogar, con el aire acondicionado, claro. Los 40º a la sombra no son bien recibidos, ni siquiera para los frioleros, pero los cajones de los armarios lo han agradecido. Todo el mundo sabe la cantidad de objetos inservibles acumulados día tras día en esos escondrijos llenos de pelusa en el rincón: este tapón para la pila, por si se pierde el que hay; esta escarpia algo oxidada, pero que puede servir; esta cintita naranja por si votara a Ciudadanos; esta redecilla del pelo para cuando me pongo los rulos; esta carpetilla morada por si cambio de idea y voto a Podemos; esta tijera de uñas pelín despuntada, pero las cutículas seguro que las quita y esta aguja de bordar a máquina, que ya no me acuerdo en absoluto, por si acaso...
Bueno, bueno, es increible las sorpresas que he encontrado en ese cajón, y que no he tirado por si las moscas.
Todo ello, gracias a este mes de agosto del 16, bochornoso, agobiante sobre el asfalto, pero irrecuperable para poner orden en los cajones.
Tornasol.
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