Para leer con:
"Guaracha-Mexique - S. XVII (Jordi Savall)"
Era de colores, diferente al resto y
me gustaba la forma en que hacía repiquetear el suelo que pisaba cuando te
balanceabas en ella. No sin cierta resistencia por parte de mi abuela, “era de mi madre, la bisa Naya, que la acarreó desde allá al
regresar”, conseguí traerla conmigo.
Desde entonces han sido años y años dejándome llevar por su cadencia y su vaivén y siempre más pronto que tarde, cuando me mezo con ella, las paredes desaparecen y comienzo a sentir una brisa
cálida envuelta en sal y espuma, acompañada de sones de azúcar con sabor a fruta
madura.
¡Mágica¡... lo supe desde el
principio.
Ya echábamos de menos tus jugosas palabras al compás de la música apropiada. ¡Qué bien, Peter! Feliz vuelta.
ResponderEliminarTornasol
Esto del verano... Un abrazo grande.
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