ÁNGEL MORENO.- Hay una fotografía, en la entrada anterior de nuestro blog, de un angelito moreno, que ni siquiera Machín hubiera podido describir su limpia mirada. Es el día 6 de enero, la Epifanía. El niño acaba de ver en la sala a un Rey Mago con bigote moreno, tripa redonda y barba blanca. ¡"Es mi rey particular"! -ha pensado. Sus ojos, minutos antes cegados por el sueño, se han iluminado como estrellas fugaces y su franca sonrisa se ensancha por momentos. No ha escrito carta a los de Oriente, porque deja sus regalos para otros niños todavía más necesitados que él. Su rey particular que lo conoce bien y sabe de sus gustos e ilusiones, por un momento, ha jugado a los disfraces,
se ha echado una copita de coñac y una figura de mazapán del plato que había sobre la mesa, ha mirado con sigilo a su alrededor y, al no ver a nadie, coloca un paquete repleto de árboles de Navidad nevados y lo deja sigilosamente sobre la silla de enea. Después, parece que se esfuma por la ventana. El niño sonríe y piensa: "Ese bigote moreno"...
se ha echado una copita de coñac y una figura de mazapán del plato que había sobre la mesa, ha mirado con sigilo a su alrededor y, al no ver a nadie, coloca un paquete repleto de árboles de Navidad nevados y lo deja sigilosamente sobre la silla de enea. Después, parece que se esfuma por la ventana. El niño sonríe y piensa: "Ese bigote moreno"...
Me gusta... "un paquete repleto de árboles de Navidad nevados"... me gusta.
ResponderEliminarGracias, gracias, Peter.
ResponderEliminarTornasol