Para leer con
"Concertante para Flauta y Clarinete op. 41-Larghetto" (Franz Danzi)
Al escuchar este sonido casi de
cristal, mis recuerdos me han llevado hacia una antigua ciudad bañada por el
mar que en su dolorosa decadencia atesora en su interior algo que es eterno: Belleza.
Hay que buscarla, en ocasiones casi descubrirla… pero otras veces sencillamente
te la encuentras. Te la encuentras sentada sobre un
viejo cajón, en la acera de una calle estrecha y muy gris.
Era perfecta. Con la mirada
anclada muy lejos, no sé bien si intentado vislumbrar, como su ciudad, un más
que futuro incierto o bien, como ella, sabiéndose ya prisionera de su
irrepetible pasado.
Nápoles, sencillamente bella.
Impresionante la belleza serena de esta niña, posee una elegancia, sin duda, innata.
ResponderEliminarParecía de otro mundo... claro que Nápoles es otro mundo..
ResponderEliminar