jueves, 15 de octubre de 2015

EL VERANO SE ACABA.


          EL VERANO SE ACABA.-  De nuevo el mar en octubre. La canción perpetua de Jorge Sepúlveda comienza a sonar tenue   en la radio del coche, como todos los años rondando el veranillo de San Miguel, cantándonos un amor perdido en esos instantes pero que pronto, según el triste enamorado, tornará a él "bajo el palio sonrosado de la luz crepuscular" Y es que mirando al mar, todo puede ser posible, hasta se oye reir a las gaviotas que ojean desconfiadas a los escasos veraneantes en el recién estrenado otoño.
          A las pocas sombrillas abiertas no les hace gracia exhibirse como bellos parásitos, ni que el sol las ignore ocultándose constantemente entre las nubes, ni permitiendo al viento que las zarandee sin cesar.
          El mar pierde su tono verdoso para transformarse en un apagado gris de invierno, al verse solo e invadido por un silencio casi sepulcral, alterado por la risa de un niño que echa carreras con su abuelo, cuyo aliento se pierde entre los vaivenes del agua. Todas las sombrillas permanecen cerradas  escondiendo entre los pliegues danzarines sus morados, amarillos, azules, rojos verdes, un sinfín de tonos llamativos transparentándose en la alfombra de cristal. Por la orilla vuela una gorra de visera que, de improviso, es arrancada con brusquedad de la cabeza del único corredor en la arena mojada. Las hilachas de nubes van unidas a densos nubarrones, empeñados en enfurecer al viento que responde con resoplidos ásperos, culpable de derribar a tres endebles sillas de nylon y una toalla enorme con peces de colores

          Olas suaves con espuma plateada  y bancos de peces minúsculos, dispuestos a conocer y sentir las gotas de lluvia cayendo templadamente desde arriba. Miran asombrados este agua que llega en sentido contrario y que se adentra en ese mar suyo donde acaban de nacer  y donde nadan sus hermanos mayores. A ellos les preguntarán de dónde vienen esas gotas brillantes, ovaladas, pequeñas que quizás les sirvan de juguete para enredarlas entre las algas y las conchas.

Tornasol.

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