Para leer con:
"La Primavera" (Las Cuatro Estaciones) - Vivaldi
“Siete mariposas, cada una de un color,
volaban por los bosques. Herida una de ellas de muerte, sus hermanas fueron a
pedir a los Dioses por su salvación. Los Dioses contestaron con una enorme tormenta.
Restablecida la calma atravesó el firmamento un arco luminoso formado por siete
brillantes colores. Eran las almas de las siete mariposas que para siempre
habían quedado unidas, volando juntas eternamente en el cielo”
De
puntillas en el suelo y con la nariz pegada al cristal, recuerdo la voz de mi madre
contándome esta leyenda. Mi abuela se la había contado a ella también después
de una tormenta, de una tormenta de Primavera.
Ay, las madres y las abuelas...
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ResponderEliminarNo conocía este cuento.
ResponderEliminarUna preciosidad.
Ay, ay ... Abrazos ....
ResponderEliminarMe sabe a sabiduria antigua, esa de la que carecemos desde que abuela y madre se fueran a formar parte del arco iris. Me pregunto yo si sere capaz de contar algo tan bello a mis nietos. Lo sere?
ResponderEliminarGracias Peter, siempre seras Peter
ResponderEliminarSe llama palimpsesto al manuscrito que todavía conserva huellas de otra escritura anterior en la misma superficie, pero borrada expresamente para dar lugar a la que ahora existe... pero tú nunca acabaste de borrar la primera... así que, sin duda alguna Palimpsestos, sin duda alguna serás capaz. Un abrazo grande.
ResponderEliminarEfectivamente:las huellas! Lo pillaste Peter, se podra decir, no? Las huellas forman parte de mi, las cicatrices son parte de mi fisonomia. Pero los pasos siguen, uno al otro. Uf!!! que cosas me haces decir Peter, y en el tropico solo son las 7 de la mañana. No borrare las huellas, nunca. Eso tambien lo prometo.
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