viernes, 27 de febrero de 2015




Para leer con:

Chopin - "Vals del Minuto"







Algunas tardes de estío allá, en la Casa Grande ocurría algo horrible: había “Visita”. El fenómeno acontecía a media tarde y era mortal. De nada servían miradas suplicantes o gestos solicitando clemencia: ¡Adiós bicicleta! Sin remedio alguno tocaba merendar en silla de respaldo alto, permanecer tieso y apoyar las dos manos sobre la mesa. Había que estar callado y responder exclusivamente con un ”si”, “bien”, “no” a las preguntas de siempre. Además la Visita, en muchas ocasiones, llevaba consigo la puesta en escena de las virtudes musicales que, según todos, adornaban a mi tía Lucia.  La demostración siempre se me antojó eterna y venía a terminar todas, todas las veces con el de tour de force que es este algo más de minuto y medio de sonido… de sonido de un piano enloquecido.


Quede claro que Chopin no tenía culpa de nada.

5 comentarios:

  1. Son episodios muy tiernos y reales que, enlazados con la música de Chopin o de cualquiera de esos compositores mágicos, resultan verdaderamente bellos.

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  2. La Visita...qué gran visión Peter.
    En mi casa todavía recibimos unas cuantas.

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  3. Afortunadamente, el visitador, que no visitante, profesional, es una especie en extinción. Al menos, en la gran ciudad.

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  4. Afortunadamente, el visitador, que no visitante, profesional, es una especie en extinción. Al menos, en la gran ciudad.

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