Fue en Madrid, fue en enero. Silbaban los cascos de los caballos a un lado y otro. Sol mediano, rayo frío sobre los hombros. Prometí que volvería a buscarte. Doce campanadas, siete vidas después.
Cuando te recuerdo, ya el rostro inmerso en el olvido, ojos marrones como el otoño, la palma de tus manos con tantos surcos a pesar de tus treinta y siete. Me pregunto dónde estarás ahora, Malta, Dublín, Roma, Casablanca.
Pronto a un nuevo sueño que me aleje más de tí, estarás al otro lado del mundo.
Qué le vamos a hacer, me consuelo, todavía me queda la ilusión del infinito en el alma para seguir buscando.
Preciosa foto. Toda en blanco y negro, menos tu texto que es de color de rosa. La vie en rose, pero triste.
ResponderEliminarTornasol