Tenías que ser tú, lluvia en las manos, acero en la sombra.
Sabes con certeza que nadie se escapa, relojes parados, agujas en las muñecas.
Puedo al menos quedarme sentada, vacíos los ojos, las flores huecas.
Despiértate.
Y la eternidad estrecha los latidos del corazón.
Isabel Simón
Con esa prosa poética huelo a la esencia de tus escritos de siempre, de juventud, de nostalgias pasadas, de días melancólicos, de otoños lluviosos. Muy bonito, Críticas.
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