"Coro de mujeres, de "El Rey Esteban" - Beethoven
Poco a poco la estación se fue
llenando de cestas de mimbre cubiertas con paños de colores, de sifones en las
manos, cantimploras en bandolera, mantas enrolladas bajo el brazo y mucho ruido.
Un pitido en la lejanía fue respondido con una gran algarabía. Un segundo
pitido elevó la algarabía a aplauso y de pronto al final de la curva… Tuc-tuc,
tuc-tuc
caminando lentamente por sus raíles de hierro. Tuc-tuc, tuc-tuc y en un desorganizado orden nos íbamos apiñando
los unos contra los otros sobre el anden. Tuc-tuc,
tuc-tuc por fin allí estaba.
Era el 1, el anciano tren que nunca llegaba a la hora pero que jamás faltó y que puntualmente los otoños nos conducía a la Romería Grande de la Virgen del Valle.
Qué alegría, Peter, encontrarte por aquí. Bonito texto. Espero que sigamos coincidiendo.
ResponderEliminar¡Albricias! qué sorpresa tan sorpresiva.
ResponderEliminar¡¡Vaya entrada!!
ResponderEliminarMe has alegrado el corazón Peter.