Grandioso Méliès, trucos, ilusionismo, doble impresión. Qué pena cómo te trató el ogro Edison, distribuyendo tu Viaje a la Luna sin darte dinero, Pathé infernal, monopolios vergonzosos ¿será que siempre escriben los mismos la historia?
Dulce tu tienda de juguetes y tu Jeanne, regresando a ser nadie, tranquilo y en paz, como siempre fuiste Georges. La linterna mágica, Montreuil, un cachito de cielo acristalado. Sobre la cabeza de la Siréne no es necesaria ninguna corona, la nave en el ojo de la Luna, Mefistófeles terrible, fundidos encadenados, y vidrios tintados. Seguro que Houdin y tú os seguís riendo ahí arriba de los Lumière, mira que no querer venderos la máquina. Los celos siempre son destructivos, más cuando el alumno ya no ama al maestro, pero qué más da, qué es la vida sin féere, estos son los tiempos de los ahijados libres, los maestros olvidan fácil que una vez fueron simples enfermeros y entonces se mueren por un salón de té.
Casi puedo tocar al autómata, se me quedó pegado a los dedos. Foto furtiva, como siempre, en mi defensa queda dicho que no sólo fui yo...
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