SIMBOLOS:
-El sombrero hongo de Sabina:
Esta prenda de vestir nos arroja luz sobre un personaje en concreto, Sabina, amiga y amante de Tomás. En principio se nos alienta a que pensemos en él como un elemento sensual que la pintora usa en sus encuentros amorosos, un fetiche, una fantasía erótica. Es en la tercera parte “Palabras incomprendidas”, número 2, que el narrador nos abre el campo de lo que representa: Por un lado es la única herencia que Sabina tiene de su abuelo, el único rastro que ha quedado de su mayor, al que jamás ha conocido, y lo único que toma por herencia a su vez de su padre. Se refleja el desarraigo y la soledad en la que se ha quedado la pintora tras la muerte. Por otro lado, al emigrar a suiza, este objeto se revela como un sentimiento, adquiere un valor de reconocimiento entre Tomás y ella, una tristeza que le une y los excita al mismo tiempo. Sabina llevará consigo este objeto toda su vida, es lo que le queda de su país, junto a sus cuadros, pocos más.
El sombrero hongo se convierte pues en esta novela en el símbolo del olvido, el reflejo de la levedad de nuestra existencia.
-El Arte de la Pintura:
Sobre toda la novela planea la densa pérdida de identidad de los personajes, pero tal vez sea a través de Sabina donde lo vemos más reflejado. Kundera usa a este personaje para profundizar en este aspecto, ella es pintora, siempre tendrá el resorte de huir hacia delante (la traición), sus cuadros son el reflejo exacto de sus sentimientos hacia su país y su realidad. Estando en la Academia de Arte, el comunismo ha bloqueado cualquier posibilidad de sumergirse en lo creativo. Todos los alumnos son “invitados” a pintar bajo unas determinadas característica que reflejen el ideario comunista, la libertad no existe, nadie puede o debe crear otra cosa que no cumpla con la perspectiva de Rusia (Pág. 98, Tusques, 3 de Palabras Incomprendidas), “Era una época en la que se cultivaba obligatoriamente el realismo socialista”. Sabina se opone férreamente a esta intromisión del estado en su alma, en un momento de la trama un cuadro suyo se mancha de pintura roja. Sabina sabe que ha encontrado entonces la vía de escape, su estilo dentro del silencio. Sus cuadros aparentan normalidad, realismo, equilibrio, pero son sólo pintura de irrealidad, la mancha roja es la que nos da la señal de la ruptura.
Sabina plasma su alma a través de estas grietas de color, como si lo real fuera mentira, hipocresía, inamovilidad.
-Karenin:
Karenin es la perrita de Tomás y Teresa. Les acompaña a lo largo de la vida hasta que muere de cáncer. Es el símbolo del amor puro para Teresa. Karenin no tiene sentido de los celos, es un amor natural y entregado, fiel de forma absoluta. El grado de amor más elevado al que el hombre desearía llegar. Teresa siente que Karenin es superior al hombre, siente incluso que lo ama más que Tomás (Séptima parte, La sonrisa de Karenin, 1) La naturaleza se presenta como algo innatamente superior (Pág, 302, Tusquets). Tomás es el que regala a Teresa este animal, en una acción algo desesperada por su culpabilidad ante sus infidelidades. Realmente él dice que la ama, y verla así tan torturada a veces es superior a sus fuerzas. Hay otro instante en que vuelve a “enamorarse” de Teresa sin dudar, cuando la ve que ha rescatado al pájaro de la calle. Siente su fragilidad, su corazón puro intentando proteger al animal herido.
La observación que haces de que KARENIN, la perrita, es uno de los símbolos de la novela más importantes, me parece muy acertada, puesto que el amor hacia los animales -sobre todo de compañía- es un sentimiento puro y total sin egoismo de ninguna clase. Críticas Locas, también con gran psicología, haces ahinco en el sentimiento de culpa de Tomás por sus infidelidades, ¿cómo remediarlo y curarse en salud? muy sencillo: haciéndo a Teresa un regalo que sabe no olvidará jamás. Gracias
ResponderEliminarGracias a ti!
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