Se alinearon los astros literarios y, como si el caballero andante hubiera parpadeado y descubierto que, después de todo, los molinos seguían siendo gigantes, el Premio Planeta viró hacia lo puramente literario y cazó a dos pesos pesados de la narrativa española contemporánea que pocos en el sector habrían esperado ver protagonizar semejante puesta de largo: Javier Cercas y Manuel Vilas. Inesperados ganador y finalista, respectivamente, del galardón mejor dotado de las letras españolas (601.000 euros para el primero y 150.250 para el segundo), abandonan ambos al mismo tiempo la multinacional Penguin Random House; el primero militaba en Literatura Random House, el segundo, en Alfaguara. Se trata de un duro golpe al grupo con el que Planeta compite por la hegemonía mundial en lo que a la edición en español se refiere.
Terra Alta es el título de la novela ganadora, una historia de plena actualidad, con el telón de fondo en el procés y un protagonista llamado Melchor Marín, exdelincuente convicto, héroe en los atentados yihadistas de Cambrils de 2017 y actual mosso d’esquadra en Gandesa (Tarragona). Su cometido es resolver un triple asesinato. Cercas (Ibahernando, 57 años), muy crítico con el independentismo, inicia con esta novela, que presentó al premio con el nombre de su protagonista y bajo el título Cristales rotos, una serie de historias policíacas con las que prevé estar un tiempo en Planeta. Terra Alta supone una vuelta de Cercas a la ficción más pura, más en la línea de los relatos de El móvil o de su primera novela, El inquilino, que el juego con la falsa autoficción, de inspiración posmoderna, de su obra a partir de Soldados de Salamina (2001).
Vilas (Barbastro, 57 años) se ha quedado a las puertas de ganar el galardón con lo que a todas luces parece una secuela de la súper ventas Ordesa, es decir, un libro autobiográfico, titulado simplemente Alegría, en el que la voz del narrador, un escritor de mediana edad que se lamenta por el paso del tiempo y la pérdida de sus seres queridos, trata de escapar a la depresión y ser, definitivamente, feliz. El narrador y poeta aragonés, que conquistó el año pasado a decenas de miles de lectores con el retrato —delirante, profundo y de una tristeza infantil infinita— de sus padres muertos, se presentó al premio con el seudónimo de la actriz sueca Viveca Lindfors, habitual en Dinastía y Bonanza, dos series que encajan en el universo Vilas. ¿El título con el que la presentó? Tal como éramos.
El galardón (que cuenta entre sus ganadores con, entre otros, Mario Vargas Llosa, Álvaro Pombo, Antonio Muñoz Molina, Juan José Millás, Ana María Matute o Camilo José Cela), estaba alejado en los últimos años de figuras consagradas en lo estrictamente literario, con ganadores del ámbito de la novela comercial. El elegido el año pasado fue Santiago Posteguillo, al que precedieron Javier Sierra y Dolores Redondo. Otra carta que también ha jugado el Planeta últimamente ha sido la popularidad de sus autores, con nombres como los de los finalistas Pilar Eyre, Daniel Sánchez Arévalo o Mara Torres.
La selección de esta edición se antoja capaz de atender a un doble fin: aportar valor literario y rentabilizar la inversión. Cercas tiende a encabezar las listas de los más vendidos con cada nuevo libro que publica, y el finalista ha dado la campanada con Ordesa, ya traducido a una decena de lenguas.
Cambio de editorial
El autor de Soldados de Salamina creció literariamente en Tusquets, editorial que, desde 2012, forma parte del grupo Planeta. Cercas se integró en 2009 en el sello Literatura Random House con Anatomía de un instante, el libro sobre el 23-F. Cambió así a Beatriz de Moura y Juan Cerezo por Claudio López Lamadrid, que se comprometió, como el buen editor de autor que fue hasta su prematura muerte a principios de año, a recuperar uno a uno los libros que había ido publicando con Tusquets para completar su biblioteca en el grupo. Con su regreso a Planeta, todo eso queda en suspenso. El caso de Vilas es distinto. El poeta y narrador proviene, en su faceta de novelista, de la pequeña y extinta DVD Ediciones, y dio el salto a Alfaguara en 2009 con Aire nuestro. La editorial que dirige Pilar Reyes también estaba en proceso de recuperar su obra anterior —había reeditado ya España—, después del éxito de Ordesa.
La noticia abre para Penguin Random House un inquietante interrogante: ¿de qué manera puede retener a autores sin contar, como su competidora, con galardones de tan exorbitante cuantía, si esta se decide a tentarles con la posibilidad de presentarse? Nadie asegura que acaben quedándose —el contrato suele ser por dos libros— pero lo que está claro es que esta noche, mientras los helicópteros sobrevolaban el MNAC barcelonés, sede que ha sustituido al habitual Palacio de Congresos por temor a que los cortes en carreteras provocados por las protestas por la sentencia del procés impidiesen a los invitados acceder a él, Planeta ha movido ficha en un tablero que enfrenta a dos conglomerados que, con cifras muy similares, suman un 40% de la cuota de mercado.
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