Es lamentable.
Es muy lamentable que un mes como agosto, repleto de fiestas patronales en España, finalice de esta manera. Dicen los entendidos que, a veces, el calor sofocante de estas jornadas veraniegas, despierta los malos instintos de gentes sin alma ni humanidad, ni tampoco religión, aunque se escuden en unos rezos inaudibles y en un dios al que dicen alabar y adorar.
Pidamos de corazón que el agobiante calor de estas fechas mitigue a los cuerpos y a las almas de toda la humanidad y venga la brisa fresca de la paz, sobre todo para aliviar las lágrimas de tantos desamparados víctimas de la sinrazón.
Tornasol
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