FESTEJANDO JUNIO.- Microrrelato.-
Una tortuga blanca, perfecta, juega con otros animales deformes en mitad del cielo, hasta que una ráfaga de aire la azota y deja su concha aplastada, como si la hubiese pisado el mismo Goliat. Continúa el vendaval de Junio que flota riéndose, divirtiéndose, dando bofetadas a diestro y siniestro a las aves picudas. Las engaña, las zarandea para quitarles el pico y que no puedan atrapar a los insectos diseminados por las alturas. Por un instante, el viento se tranquiliza. Llegan otros animales que nos hacen olvidar a los monstruos anteriores. Pacíficos, dulces, hacen su aparición en otro escenario matizado con mullidas madejas de algodón, lechos improvisados entre una pasarela de nieve o espuma. Así están unos minutos desfilando; admiran su hábitat complacidos y, sobre todo, las zancudas, ahuecan sus blancas alas pavoneándose por su inmensa estatura. También cisnes, gaviotas, palomas, lucen sus galas y se convierten paulatinamente en azuladas por el resplandor que les llega de alguna estrella madrugadora.
Los animales se retiran temprano a dormir hasta difuminarse en el espacio. No les gusta la oscuridad, aunque todavía reina en lo alto una penumbra plateada, gracias a los minúsculos puntos titilantes, indecisos, culpables de que el templado atardecer comience su turno saludando a la luna en la nueva noche de verano.
Tornasol.
Te veo en forma Tornasol,el verano te anima.
ResponderEliminar