Para leer con:
"Amami Alfredo" - La Traviata (Verdi)
Destilaba justo el aliento para
respirar y parecía encadenada a un mundo sepultado en lo más profundo de su ser.
Indiferente a las miradas que suscitaba, cuando levantaba sus ojos del suelo y los
fijaba en ti sentías frío. No pude evitar fabular con ella y por unos instantes
la imaginé sola, parada, quieta y en silencio, con la garganta rota, después de
haber gritado un adiós con todas sus fuerzas a alguien que, quizá, ni siquiera
la miró al partir.
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